jueves, 25 de febrero de 2016

¡Qué oportuna es la Cuaresma!

La parábola de la higuera que no daba fruto, nos representa, y ¡bien!. No estamos dando el fruto que Dios espera de nosotros. Y no será porque no nos lo ha dicho y repetido mil y una veces. «Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro».

Por eso es tan oportuna la Cuaresma. El amo de la higuera es Dios mismo, que año tras año viene a buscar el fruto. Y volverá a venir. Y volverá a esperar, porque nuestro Dios es un Dios paciente, que espera y vuelve a esperar y volverá a esperar hasta que demos fruto. ¿Será esta Cuaresma? ¿Será la del próximo año?

Tenemos la suerte de pensar que la paciencia de Dios nunca se acabará, pero nuestra vida no dura siempre. Por eso, que sea en esta Cuaresma.

 

Creo en Dios y en la palabra. No hay forma humana mejor de comunicarse.

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